21/4/06

Migas de la Abuela Fidela


Me siento felizmente privilegida de pertenecer al casi con toda seguridad minoritario grupo de hogares españoles en los que aún se come migas regularmente. Y es que acompañadas con una copa de vino tinto de Rioja son capaces de hacerte entrar en trance gastronómico...
Mi madre suele presumir cada vez que las cocina de que esta receta es original de su familia y de que mi abuela era la única que las hacía así en Valdemoro, el pequeño pueblo soriano, abandonado hace ya décadas, del que procedemos. Tengo que reconocer que nunca la he creído. Muchos se sienten a menudo "inventores" de recetas que en realidad nacieron de forma simultánea en distintos sitios como consecuencia de la naturaleza autóctona y el fácil acceso o la economía de los ingredientes que las integran. Esta tarde, sin embargo, un pequeño rastreo por internet parece quitarme la razón en parte y dársela a mi señora madre (cosa habitual en nuestra relación, por cierto... Está claro que la experiencia es un grado...). Busco la palabra en el Diccionario de la Real Academia y ésta es la definición que me encuentro:
Pan picado, humedecido con agua y sal y rehogado en aceite muy frito, con algo de ajo y pimentón.
Como veréis más abajo, los ingredientes son casi los mismos que los de nuestra receta familiar, pero faltan las patatas y las pasas. Puede parecer un detalle sin importancia, pero mi madre siempre ha justificado el éxito de su receta (que es considerable, por cierto, en nuestro círculo familiar y de amistades) precisamente en la inclusión de las patatas.

Recurro en segundo lugar al gran oráculo Google. Hay miles de entradas sobre este plato, pero en esta página se puede encontrar un resumen monográfico de las principales variaciones sobre la definición que aparece en el diccionario de la RAE. Parece ser que hay dos categorías generales: las migas que se elaboran con pan y las que se hacen con harina. Dentro de cada una de estas dos variantes los ingredientes básicos parecen ser los mismos: junto con el pan seco o la harina se encuentran el ajo, el aceite y el pimentón. Las variaciones en torno a estas recetas base son numerosísimas y pueden incluir uno o varios de los siguientes ingredientes: chorizo, panceta, jamón, manteca, pimientos verdes, pasas y huevos, entre otros. Por otra parte, las migas de pan duro pueden humedecerse bien con agua o bien con leche. En fin, todo un universo de variantes sobre la receta base. Curiosamente, sólo en uno de estos casos (las Migas de Vera en Extremadura) se incluye la patata, pero únicamente como elemento opcional.

Admito pues que mi madre estaba en lo cierto al reivindicar la receta como herencia familiar, pues en general las recetas de migas de otras partes de España e incluso de la propia Soria no incluyen las patatas. Cuál pudiera ser la conexión entre mi abuela y el extremeño pueblo de Vera para haber llegado a compartir este ingrediente tan simple y, sin embargo, tan importante para el éxito de unas buenas migas, supongo que será siempre un misterio. Quizás algún boca a boca entre pastores con inquietudes culinarias en sus viajes por las cañadas durante la trashumancia anual, probablemente pura casualidad... El caso es que la patata es, en mi opinión, el alma de las migas, pues las hace mucho más suaves y jugosas. El que no se lo crea que pruebe esta receta. Y, por curiosidad, si hay alguien por ahí que tenga la misma receta en su herencia familiar que me lo diga. Sería interesante ver que otras conexiones geográficas existen en relación a esta variación de la receta tradicional.

INGREDIENTES
1 barra y media de pan hueco duro rallado
1/2 kg de patata
4 dientes de ajo
1 cucharadita de pimentón
Aceite de oliva virgen
1/2 vaso pequeño de agua
Uvas pasas sin pepitas

ELABORACIÓN
Se ralla el pan y se humedece con agua hasta que esponje. En una cazuela antiadherente y a fuego medio, se fríen las patatas, peladas y en cubitos, en aceite de oliva como si fueran para tortilla de patata. Es decir, más que freírlas, se pochan de forma que se hagan sin quedar crujientes. Una vez hechas, se les rallan los 4 dientes de ajo y se les da una vuelta. Cuando los ajos empiezan a freír, sin que se doren, se añade el pimentón y medio vasito de agua. Se le da un par de vueltas y se agrega el pan rallado. Se remueven bien todos los ingredientes hasta que se mezclen y se impregnen bien del color naranja del pimentón. Se sirve con las pasas.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

me parece que esta receta está perfectamente explicada y elaborada, tanto, que he tenido que imprimirla muchísimas veces para todos los miembros de mi familia.
Muchas gracias,

Mª Antonieta G.

Anónimo dijo...

Mª Antonieta,
Gracias por tu cometario. Esta es una de las recetas a las que más cariño le tenemos en la familia,así que nos alegra que también vosotros la hayáis disfrutado. Un abrazo.

Anónimo dijo...

No te lo vas a creer, pero mi abuela se llama Fidela, es de un pueblo llamado Valdemoro (en Cuenca, no en Soria) y hacía unas migas deliciosas. He llegado a tu página porque me ha llamado la atención el título, Fidela es un nombre muy poco común, y cuando he leído lo de Valdemoro, casi me da algo. ¡Increíble coincidencia!

Ana

***** dijo...

Ana, Vaya casualidad!!! Bueno. Si alguna vez vienes por La Rioja, no puedes dejar de probar las migas de la abuela Fidela soriana. En casa todavía las hacemos de vez en cuando...cada vez que el pan duro se nos amontona.
Un abrazo

miguel dijo...

Mi familia es de Valdecaballeros, un pueblo extremeño de la provincia de badajoz. En mi casa he visto muchas veces hacer las migas con patatas cortadas en cuadraditos...aunq los ingredientes varian entre ellos estaban ajo, torreznos, chorizo, pimientos....y a veces se acompañan en un plato a parte de uvas, higos, sardinas...incluso a las últimas migas del plato se les echa leche...la patata es opcional, la mayoría de la gente no la echa, pero en mi familia se suele incluir

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