30/8/10

PizzBur en Viveiro

PizzBur Viveiro
CL. Suasbarras
Covas (Viveiro)
982-550 705/982 550 900

ESTRELLAS PEQUEÑA GOURMET: 3***

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Confesiones de un comedor de pizza- Ariel Rot


La cadena de cervecerías-raxerías-pizzerías PizzBur tiene locales en Ribadeo y Covas (Viveiro). Su carta es extensa y variada. Incluye desde raciones y tablas de embutidos, hasta platos combinados, hamburguesas, comida mexicana y pizzas. Estas últimas son las que atrajeron nuestra atención, ya que varias de ellas están confeccionadas con ingredientes típicos de la gastronomía gallega. Las llaman Galipizza y son una delicia para el paladar. Entre ellas se encuentra la "Fogar de Breogán" (con tomate y queixos de Arzúa, San Simón, do Cebreiro y Tetilla). Un paraíso redondo para los amantes del queso. También original y sabrosa es la pizza de "raxo e grelos con queixo de San Simón".
Aunque no la probamos, la pizza de "ovos rotos con zorza" parecía igualmente capaz de satisfacer paladares exigentes. La relación calidad precio es excelente y además el PizzBur de Viveiro se encuentra situado muy convenientemente al final del paseo marítimo, justo enfrente de Os Castelos. Así que sus pizzas y cervezas son la forma perfecta a rematar una relajante tarde de paseo.

Hay que destacar que el PizzBur de Ribadeo ganó en el 2009 el certamen de tapas de esta ciudad con sus "ovos rotos con bacallau".

Maridaje: Vino Turbio (Sobreira). Que sea del año y que esté muy muy fresquito, casi helado.

Maridaje musical (por nuestro gurú musical de Barcelona): Si en el anterior post hablábamos de un cantautor de principio de los 70, que los "Taitantos" nos trae el recuerdo del descubrimiento, en nuestra niñez, de los otros idiomas que existen en nuestra querida España, hoy traemos a otro, que, junto con su grupo, y en nuestra adolescencia, nos hizo descubrir el Rock&Roll.

Él se llama Ariel Eduardo Rotenberg Gutnik, y lo conocemos, artísticamente, como Ariel Rot. Fue el guitarrista, cantante y líder del grupo Tequila, que a mediados de los 70 (y ya en plena "movida Madrileña") triunfó con canciones como "Rock&Roll en la plaza del pueblo", y a los adolescentes de entonces nos demostró que era posible hacer R&R cantando en español.

Los Tequila se disolvieron como grupo en 1983, pero Ariel Rot ha seguido componiendo (acaba de publicar su último trabajo: Solo Rot) y actuando, casi ininterrumpidamente, todos estos años, y así, en 1997, en su disco Hablando Solo (por cierto, ¿Me lo parece a mí, o es que este chico tiene una cierta obsesión por la soledad?), incluía esta canción: Confesiones de un comedor de pizza.

Si va y resulta que se puede hacer R&R fuera de los EE.UU. y cantando en otros idiomas distintos del Inglés, pues también se pueden hacer pizzas fuera de Italia y con ingredientes, digamos, "atípicos", y si no, que se lo pregunten a nuestra chef, que está disfrutando de lo lindo con la gastronomía gallega, incluyendo sus peculiares pizzas.

24/8/10

Romería de Naseiro

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O Tren- Andrés Do Barro


A Mariña Lucense es una tierra privilegiada. Atesora costas, valles y sierras montañosas, variedad natural de la que surge una gastronomía rica en pescados de mar (merluza de Celeiro, bonitos de Burela, pulpo, palometa roja o virrey, etc.), mariscos y moluscos (coquinas, percebes, erizos de mar), pesca de río (anguila, salmón, trucha), sin dejar de lado carnes de un gusto extraordianario (chuletón de buey, churrasco de ternera...) y otros productos locales como las castañas, la miel, la faba de Lourenzá, las empanadas, la tarta de almendra de Mondoñedo y un largo etcetera. No es de extrañar, en este contexto, que existan fiestas populares y romerías como la que descubrimos en la pequeña localidad de Naseiro (a 4km. de Viveiro). La conocida como Romaxe do Bo Xantar trascurre durante cinco días, a finales de agosto, a las orillas del río Landro. Allí llegan miles de personas, instalan sus improvisadas tiendas de campaña, caravanas, y/o merenderos y pasan los cinco días comiendo, bebiendo, charlando y bailando al son de las gaitas. Cada día se dedica a un plato típico: el pulpo, el caldo, los callos, la empanada y las sardinas. La romería fue declarada de interés turístico nacional en 1967. Su origen se remonta a 1933, cuando Ramón Barro, regente de una fundición de Viveiro, decidió saltarse un decreto en vigor desde la época de la República (que concedía a los trabajadores 30 días de vacaciones), ofreciendo una comida a sus empleados. La fiesta se celebraría el antepenúltimo domingo de agosto de tal forma que los trabajadores, agradecidos por la generosidad del patrón, volvieran a sus puestos a a la mitad de sus vacaciones. No sabía, este buen señor, la que estaba preparando...

Maridaje: Castro Valdés. Sin Palabras 2009 (Bodegas Castro Brey, Pontevedra)

Maridaje musical (por nuestro gurú barcelonés): Ese Sr. Don Ramón Barro, como muy bien cuenta nuestra chef, no sabía la que estaba preparando, cuando organizó esa fiesta-romería. Como posiblemente tampoco lo sabía este otro señor (y cantautor -que se decía por entonces). Se llamaba Andrés Lapique Do Barro (conocido artísticamente como: Andrés Do Barro), era gallego y consiguió en 1969 con esta canción (O Tren) ser número 1 de las listas musicales de España, ¡cantando en Gallego!
En aquella España predemocrática, donde únicamente (oficialmente, claro está) existía un idioma (el Español), este cantante vino a demostrar que había más culturas y lenguajes en nuestra "piel de toro". Nunca nadie más (y desde entonces han pasado 40 años) ha conseguido un nº1 en las listas de éxitos musicales cantando en Gallego.
Él cantaba que “O tren que me leva pola beira do Miño, me leva e me leva polo meu camiño”. Saudade en estado puro, dijo, un crítico musical, que era eso y ...¡¡Cuántos recuerdos que nos trae (a los que ya somos "Taitantos") !!

PD: del triste final de Andrés Do Barro, olvidado por el público, con problema de drogas y alcoholizado -una cirrosis terminó con él, en 1989- creo que será mejor que lo obviemos, ya que siempre le recordaremos tal y como era en los años 70, cuando compuso y triunfó con esta hermosa canción.

21/8/10

Restaurante O Pumariño

Restaurante O Pumariño
Chavín (Lugo)

ESTRELLAS PEQUEÑA GOURMET: 0

Después de una visita obligada al maravilloso eucaliptal de Chavín, fuímos a comer al Restaurante O Pumariño, situado a poco más de un kilómetro pasado Chavín. El local está en la falda de una colina, rodeado de eucaliptos, limoneros y manzanos. Es un remanso de paz y uno de los pocos restaurantes de la zona, por lo que la opción estaba clara. No aceptan reservas, no tienen carta, lo cual, de entrada, parecía garantizar unas pocas, pero cuidadas especialidades (chuletón de buey, churrasco de ternera o de cerdo, chipirones, calamares, gambas a la plancha...). Pedimos de entrantes los chipirones y las gambas. Los primeros, tiernos y fritos en un rebozado fino y extra-crujiente, sólo pueden calificarse con un 10 rotundo. Las gambas estaban también deliciosas. De segundo, tomamos un chuletón de buey y un churrasco de ternera. El chuletón estaba en su punto, jugoso y sabroso. El churrasco, sin embargo, a pesar de ser una de las especialidades recomendadas, resultó seco y duro. O los cuchillos cortaban mal, o el churrasco era como el hierro. Más lo segundo que lo primero, me temo... Todo esto lo regamos con un "vino turbio" de la casa elaborado en Sobreira (Orense), que resultó todo un descubrimiento. Fresco y de baja graduación (11 grados) resultó excelente como acompañamiento de los entrantes. De postre probamos las famosas castañas en almíbar (ver foto), que también nos sorprendieron por su textura (similar a las castañas asadas) y su almíbar con gusto a licor y a miel.
La experiencia podría haber sido bastante buena en cualquier caso de no ser por la descortesía de la única camarera que allí había, quien se obstinaba en "imponer" a varios de los comensales (incluídos nosotros) cuál debía de ser el grado de hechura de la carne, obviando que sobre gustos no hay nada escrito y que a cada quién su chuletón le gusta como le gusta: sangrante, al punto o bien hecho. La misma camarera, a la que habíamos pedido que nos sirviera todo sin sal (por cuestiones de hipertensión), al informarle de que los entrantes llevaban sal y al pedirle educadamente que por favor no se repitiese el error con los segundos platos, se encogió de hombros y nos contestó con un lacónico: "pues yo se lo he dicho al cocinero, pero... no sé... pues los segundos ya están en la parrilla" (como dando a entender que si le habían echado sal también a la carne, ya no había nada que hacer). Afortunadamente, no fue así, pero se echó de menos una disculpa.
Es curioso como un mal servicio puede empañar una comida bastante buena (ya que a excepción del churrasco, todo lo demás estaba bien cocinado). Pero así es, el mal servicio y un precio claramente excesivo, hacen que este restaurante sea tan sólo una de las dos opciones de Chavín (hay otro restaurante justo en frente de la fábrica de Hidrofersa), en lugar de ser un sitio para recomendar.
Lo del precio merece mención a parte. Quizás hace un par de años, cuando en este país éramos todos aún ricos (o vivíamos en el espejismo de serlo), los precios de O Pumariño habrían sido incluso moderados. Pero ya no. El chuletón a 36 euros pase. Pero el churrasco (duro, inmasticable) a 10 euros ya no es aceptable. Dos postres (un helado y un platito con 5 castañas contadas) por 6 euros, tampoco es normal en un sitio donde el servicio es limitado. Y un vino de la casa, sin etiquetar, a 2 euros la copa, también se antoja excesivo (misma botella en el supermercado cuesta 1,25 euros). El hecho de que las patatas fritas, de acompañamiento, se cobraran a parte, al igual que el pan (5 euros), no hizo sino encarecer unos platos ya de por sí caros para el lugar y el servicio ofrecido.
Volveremos a Chavín, pero no a O Pumariño.